martes, 23 de abril de 2013

¿Guardianes de qué paz? La paz se construye con justicia, Rigoberta Menchú, Rosalina Tuyuc, Otilia Lux de Cotí, Amílcar Pop, Carolina Escobar Sarti, Marielos Monzón, Ricardo Cajas, Juana Vázquez, Eduardo de León

   

    En un campo pagado divulgado el pasado 16 de abril, un grupo de reconocidas voces, pretendieron erigirse como la autoridad moral de la paz capaz de sentenciar el futuro y la historia del país. Fue tanta su preocupación por el destino de Guatemala que no tuvieron empacho en sacar de sus humildes bolsillos una buena cantidad de miles de quetzales para anunciar que Guatemala,' si no se detiene el juicio por genocidio, considerado una “fabricación”, desde su punto de vista, “se revertirá la paz hasta ahora alcanzada”. Léase retorno a la violencia política del pasado.

    A manera de ubicación en el contexto, por todo el mundo percibido, están en el banquillo de los acusados, por vez primera, frente a un tribunal, militares de alto rango acusados de perpetrar crímenes contra la población civil durante el conflicto armado interno. Los acusadores y testigos: víctimas y familiares de éstas, todas de origen maya-ixil.

    Los estadistas “guardianes de la Paz” llegaron a comprender que la acción judicial, por genocidio, emprendida por las víctimas, hombres y mujeres, mayaixiles , constituye un serio peligro para el país, y que por lo mismo éstas son las que están traicionando la paz y serán las responsables de dividir al país. Porque de no ser en ese sentido, con esas aseveraciones lucen en todo su esplendor unas clásicas sentencias discriminatorias guatemaltecas: “los indios son traidores”, “los indios son ignorantes manipulados” culpables del atraso del país.

    El punto de vista de “los guardianes de la Paz” sobre el juicio por genocidio evidencia la posición con la cual dotaron al gobierno que sirvieron. Alvaro Arzú, como Presidente de la República, se negó a reconocer el Informe Memorias del Silencio de la Comisión de Esclarecimiento Histórico. Ahora se entiende, jus tamente porque en éste se reconoce que en Guatemala, durante el conflicto armado interno se cometió genocidio no solo contra los Mayas-Ixiles, sino contra los Mayas-Kiches, los Mayas- Q'anjobales, los Mayas- Chujes - y los Mayas-Achís. Resultan entonces incuestionablemente falsas sus preocupaciones por el resguardo de la paz, la reconciliación, la verdad y la justicia para las víctimas. Y sobre todo por la existencia y el futuro de los pueblos indígenas en virtud de que con ello reafirman que solo utilizaron nuestra condición indígena para negociar. ¿Negociar qué? Ahora también se entiende: impunidad.

    Con la posición de “los guardianes de la Paz” el tema es ¿Podían negociar la impunidad por las víctimas? ¿Qué paz se traiciona? Y ¿quién divide a quién? ¿Por qué “los guardianes de la Paz” no se pronunciaron sistemáticamente desde hace 15 años por el incumplimiento de los Acuerdos de Paz? ¿Por qué no se han pronunciado sobre el hecho de que en el tiempo de paz que defienden y pregonan la división no la provocan los indígenas sino quienes les han sometido? ¿Acaso no basta para comprender esa realidad la persecución, la criminalización, los secuestros y los asesinatos de que en este tiempo son objeto los líderes indígenas por defender sus derechos? Y por último ¿Acaso no se han preguntado que efectivamente con la posición pública que manifiestan avalan la posición de los acusados individuales e institucionales, no de defenderse sino de atacar por cuanto les otorgan la condición de víctimas? Eso se entiende cuando afirman que con la acusación de genocidio existe el peligro inminente de que la violencia política reaparezca. Nuestro punto de vista es que a la paz le antecede la verdad y la justicia. “Los guardianes de la Paz” manifiestan, por ello, una doble moral hablan de estas pero lo que pretenden, por punto de vista o propio o por conveniencia, es la impunidad y el olvido.

   

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